"Ante mis ojos estaba un monstruo horrible, digno de figurar en las leyendas de lo maravilloso . . . Sus ocho brazos, o mejor dicho pies, unidos a la cabeza. . . . eran del doble de largo de su cuerpo y estaban retorcidos como el cabello de las furias."
—Julio Verne, Veinte mil leguas de viaje submarino